Los fantasmas son almas en pena que no quieren abandonar la vida terrenal para irse al más allá, tras una vida traumática cualquier lugar es susceptible para albergar un alma atribulada manifestándose con sus experiencias dramáticas que dejaron su sello mientras vivían. Maléficos, tímidos, gamberros y dominantes, pero la mayoría de ellos tímidos y huidizos, se fusionan con los vivos advirtiendo y señalando sutilísimas señales.
Dante y Beatriz en el Paraíso; de Gustave Doré, ilustración de la Divina Comedia, Paraíso, Canto XXXI. El catolicismo no acepta los fantasmas.
Pintura del espectro de Okiku por Yoshitoshi Tsukioka. La historia de fantasmas Bancho Sarayashiki es una de las más famosas del folklore Edo japonés.
Recreación de la Roma imperial.
Roma, una ciudad magnífica, eterna y bella es un trágico devenir, en donde se han fraguado historias terribles. No existe en ningún lugar de la tierra con tantas historias trágicas como Roma, está atestada de fantasmas y se perciben en cada esquina.
Se dice que caminar cerca del Coliseo, el epicentro de la muerte y el horror del imperio produce inquietantes vibraciones, o en ciertos callejones de Roma notamos alguien que camina detrás. Escuchamos pasos, notamos algo en nuestra nuca. Nos volvemos, y se han ido.
Hay cientos de historias de fantasmas, estas son de las más evocadoras en las plazas, villas o lugares de Roma donde sucedieron y cuentan historias estremecedoras de hechos y fantasmas que perecieron y se lamentarán hasta la eternidad.
Campo de Fiori
Giordano Bruno
En la palaza se encuentra la estaruta fantasmagórica del monje napolitano Giordano Bruno, un monje adelantado a su tiempo, astrónomo, matemático, poeta y físico que cuestionó muchos de los dogmas. Defendía la existencia de los extraterrestres, que la tierra no era plana, y siempre era indómito en la defensa de sus tesis. Viajó predicando sus teorias y por ello la inquisición lo condenó por herejía y fue quemado por las autoridades civiles de Roma.
Bruno por Ettore Ferrari (1845-1929), Campo de' Fiori, Roma.
Por los callejones los turistas afirman escuchar sus lamentos, y algunas veces lo han visto una negra y tétrica figura con capuchón flotando por los callejones de la zona.
Alejandro VI, retrato, por Cristofano dell'Altissimo.
En el palacio Farnesse, hay un fantasma tranquilo, el cardenal Rodrigo Borgia, más conocido como el papa Alejandro VI, que cada noche busca a su amante la posadera Vannozza Cattanei en la Via del Pellegrino. Y sobre todo en Palacio de Locanda della Vacca.
Retrato de Vannozza Cattanei.
Vanozza fue una mujer de gran atractivo, en la que se puede apreciar en una serie de pinturas de Tiziano, el cardenal Rodrigo no permaneció insensible. Durante una vida de penitencia y expiación murió atormentada donando todos sus bienes a la iglesia.
Donna Olimpia, o la Pimpaccia
Ponte Sisto
El Ponte Sisto es el puente romano más antiguo de Roma que une las dos orillas del rio Tiber entre la Plaza del Pettinari y la plaza de Trilussa.
Pimpaccia
En el aparece uno de los fantasmas más populares y persistentes de la Roma misteriosa. Donna Olimpia o la Pimpaccia, fue una cortesana, perversa y ambiciosa hace fortuna casándose con varios acaudalados caballeros, hasta que se convierte en la amante del papa Inocencio X perteneciente a la rica familia Pamphili. Los romanos la odiaban y la describían como una bruja perversa. Cuando muere el papa, se apodera de sus bienes y huye con todas las riquezas que puede por el puente Sisto. Obligada a recluirse en una humilde morada, muere de la peste.
En algunas noches la han visto cabalgando en un carro por animales infernales por el puente, produciendo pavor a todo el que la ve, según la tradición si te atrapa te lleva a su infernal mundo.
Muro Torto
Muro Torto
El Muro Torto es un antiguo muro de la época romana, numerosas historias de fantasmas se cuentan debido a que se enterraban los mendigos, criminales, prostitutas, suicidas... almas que vagan sin rumbo cada noche.
Messalina
Messalina, una dama muy célebre, esposa del emperador Claudio, poseida por su ambición y ninfomanía, era una mujer infiel y conspiradora contra su esposo. Sedienta de ambición y poder pasaron por su alcoba, gladiadores, nobles y su amante favorito Silio, para acabar con su marido Claudio. Uno de sus amantes preferidos fue Silio, considerado el mas bello de los romanos. Se casó con él con el beneplácito del emperador. Mesalina le dijo al emperador que habían augurado que su esposo moriría pronto, como el emperador tenía miedo, le propuso casarse con otro hombre, de modo que al convertirse en su esposo sería el otro quien pereciera y Claudio se salvaría. Claudio firmó el consentimiento y el repudio a Mesalina como a esposa para que esta pudiera casarse con Silio.
Claudio
Cuando Claudio estaba en Ostia le llegó la noticia de que el matrimonio entre Mesalina y Cayo Silio había sido presenciada por el pueblo, el Senado y el ejército, y que si no corría pronto habría un nuevo emperador en Roma. Claudio volvió corriendo. Mesalina pensó que no se iba a atrever a castigar a la mujer que tanto amaba, pero Claudio dictó sentencia de muerte sin que ella estuviera presente, los amigos de Claudio estaban convencidos de que si llegaba a verla utilizaría de nuevo su belleza para convencerle.
Mesalina murió ejecutada a los 24 años en los hermosos jardines de Lúculo atravesada por una espada. Vestida como una dama de blanco como una figura fantasmal, con expresión de angustia, vaga eternamente buscando sosiego.
Beatrice Cenci
Retrato de Beatrice Cenci, Guido Reni
Beatrice Cenci, fue una bellísima dama de la sociedad romana de finales del siglo XV. Su padre el banquero Francisco Cenci era tan miserable y brutal, que además de violarla de forma reiterada, la maltrataba al igual que al resto de la familia. A pesar de sus denuncias, las autoridades no se atrevían a juzgar a un noble. Con la ayuda de su mayordomo y herrero, planean su muerte en uno de sus castillos. A pesar de intentar hacerlo pasar por un accidente, un criado los acusa.
Beatrice Cenci, H. G. Hosmer.
A pesar de la presión social por liberar a la Beatrice y sus hermanos, son decapitados en el infame Castello de Sant Angello, una de las prisiones más crueles de la época. Se entierra en la Iglesia de San Pietro di Montorio, en una lápida sin nombre. Más adelante, los soldados de Napoleón saquean la iglesia, y esparcen los restos de Beatrice por la ciudad. Hoy la dama perdida, e injustamente ejecutada, aparece con su cabeza en sus manos el día de la ejecución. Si por casualidad vagas a altas horas de la madrugada, por el tétrico castillo, un solo día al año, mira a tus espaldas. Beatrice puede estar acechando.
La Tofana
Aunque hay cientos de historias de evenenamientos, la de la alquimista Giuglia Tofana deja los de Lucrecia Borgia, como algo anecdóticos. Hermosa dama siciliana abre una perfumería en el entorno de la Vía Giuglia, para dar tratamientos de belleza a las hermosas damas nobles romanas del siglo XVII. Inventó un elixir de belleza llamado Acqua Tofana, pero que en dosis altas tenía la virtud de causar la muerte, sin dejar rastro. Pronto las damas ricas además de tratamientos de belleza buscaron la forma de desembarazarse de maridos inoportunos.
Dicho veneno funcionó como una herramienta de “autodefensa” y como un boleto hacía la libertad para las mujeres de esta época. Años después, fue nombrado con el apellido de su autora: Agua Toffana y se componía de lo siguiente: arsénico, plomo y arbusto belladonna, una planta que se utilizaba en el antiguo Egipto como narcótico y fue utilizado por las “brujas” de la Edad Media. El veneno era indetectable, no tenía sabor y no dejaba rastro alguno en el cadáver.
Nadie sospechaba de estas mujeres, era impensable que alguna de ellas odiara a su marido y, mucho menos, que escondieran un veneno letal en sus cosméticos. Giulia daba a conocer su producto a través de reuniones tipo tuppersex, y posteriormente las clientas satisfechas recomendaban el Agua Toffana a otras mujeres que necesitaran ayuda. Giulia se percató que había un gran mercado ansioso por obtener unas gotas, así que instruyó a su hija para la venta y fabricación de la pócima y se mudaron a Roma, donde reclutó a más gente.
Después de casi 20 años de llevar el negocio, Giulia y su equipo fueron descubiertas. Se dice que cuando una de sus clientas estaba a punto de servir un plato de sopa envenenada a su esposo se arrepintió y confesó, revelando el apellido de su proveedora.
Giovanni da San Giovanni, Aurora e Titone, 1635 ca. Palacio Pucci.
En julio de 1659, Giulia Toffana fue ejecutada junto a su hija y cuatro de sus ayudantes en la plaza de Campo de Fiori. Tras las investigaciones de las autoridades, muchas de sus clientas fueron ejecutadas o encerradas en el Palazzo Pucci. El alcance del Agua Toffana nunca será descubierto, ya que no se sabe con exactitud la cantidad de hombres que murieron envenenados por sus esposas y amantes.
Si bien Toffana fue una asesina en masa, también fue una mujer que deseó compartir su libertad con aquellas que nunca la habían conocido.
Un lúgubre ático, de una anónima plaza, y que previsiblemente era su hogar, permanece deshabitado desde hace decenas de años. Sus vecinos parecen estar acostumbrados a los ruidos extraños que se repiten en el lugar, como si La Tofana siguiera manipulando sus pócimas.
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