EL PODER DE LOS CIRCULOS DE MUJERES

“Un círculo de mujeres te ayuda a encontrar el río de tu vida y te apoya en el proceso de entregarte a su corriente”. Marian Woodman

En las últimas décadas ha surgido en todos los continentes una nueva y a la vez ancestral forma de encuentro entre mujeres que está creando una profunda transformación personal y social. A diferencia de lo que sucede con las formas jerárquicas o verticales de relacionarnos, con el simple hecho de sentarnos en círculo, a la misma altura, todas las voces y las historias de cada persona tienen importancia. Aún recuerdo con emoción la primera vez que participé en un círculo de mujeres, hace más de quince años: sentí que había entrado en un lugar fuera del tiempo en el que se creó una conexión íntima entre cada una de nosotras. Salimos radiantes, con un gran deseo de volver a quedar. “¿Qué había pasado?” me pregunté interiormente.

Un viaje hacia dentro
Uno de los elementos transformadores que caracterizan los círculos de mujeres es la experiencia de disponer un tiempo sin prisas para girar nuestra mirada hacia dentro y conectar con lo que realmente estamos sintiendo y lo que necesitamos, en compañía de otras mujeres. Con la velocidad de nuestra sociedad y nuestra mirada casi permanentemente hacia fuera, es un bálsamo encontrar un espacio cálido en donde poder escucharnos a nosotras mismas y a la vez escuchar a lo que se mueve dentro de las demás. Muchas veces acudimos a un círculo en un momento de transición y cambios, cuando se despierta el anhelo de una conexión más profunda y autentica con una misma y con la vida.  La propia forma del círculo acompaña ese viaje de introspección, a la vez que nos permite sentir la fuerza y el apoyo del grupo.

La Tienda Roja de verano
La Tienda Roja de verano. Foto: Sophia Style

Una mirada sin juicio
Quizás uno de los aspectos más sanadores de los círculos de mujeres es la experiencia de compartir algo que habíamos silenciado y de sentirnos reconocidas y aceptadas en el momento de decir nuestra verdad. Cuando se crea un espacio de confianza para abrirnos delante de las demás, descubrimos que nuestra historia se refleja en las historias de otras (más allá de las diferencias de edad, cultura o recorrido de vida) y forma parte de la riqueza de la vivencia colectiva de ser mujer. A veces es justamente a partir de una mirada sin juicio que empezamos a cultivar una voz y mirada amorosa hacia partes nuestras que habían quedado en la sombra. Participar en un círculo de mujeres puede ser una parte clave en nuestro camino de integración como mujer, un lugar en donde soltar máscaras, cargas y obligaciones y gozar cada vez más de ser nosotras mismas.

formación "El Viaje de la Mujer Cíclica"
Formación “El Viaje de la Mujer Cíclica”. Foto: Maribel Castaño

Una sabiduría colectiva
En aquel primer círculo de mujeres que mencionaba antes tuve una sensación muy clara de reconectar con un recuerdo muy antiguo, grabado en mis huesos, de una experiencia que sin duda forma parte de mi herencia femenina. Era el recuerdo de la tribu, de un espacio entrañable entre niñas, madres y abuelas. Intuitivamente sentí que recrear hoy en día ese recuerdo era fundamental para mi salud y para la salud de toda la comunidad. Cuando nos abrimos a este recuerdo colectivo, emerge dentro del círculo una sabiduría natural que guía los pasos del grupo en esta reconexión con lo femenino ancestral. Por ejemplo, muchas veces surge de manera fluida y espontánea la creación de algún ritual sencillo para honrar y agradecer lo que está presente en el círculo. Una canción. Un acto de soltar. Una danza. Un gesto simbólico. Algo que podríamos llamar “misterio”, porque transciende lo racional y lo planificado, y nos conecta con lo sagrado del momento presente.

La Tienda Roja
La Tienda Roja de verano. Foto: Sophia Style

El don de sostener y arropar
Cada vez somos más las mujeres que sentimos la llamada de cocrear estos espacios de transformación y de ofrecer un lugar en donde cada persona encuentre su propia voz y pueda florecer dentro de la fortaleza que propicia el círculo. A lo largo de muchos años he tenido el privilegio de conocer a mujeres que, con una presencia enraizada y amorosa, y desde su camino personal de sanación, crean ambientes que arropan y proponen dinámicas que facilitan una transformación interna en las demás. En el papel de “facilitadoras”, somos una más en el círculo a la vez que ocupamos un lugar de guía y sostén para que cada una pueda acceder a la profundidad del trabajo que ofrecemos. Una facilitadora es una iniciadora, una mujer auténtica, a la vez vulnerable y poderosa, sabia y aprendiz.

Formación "El Viaje de la Mujer Ciclica"
Formación “El Viaje de la Mujer Ciclica”. Foto: Maribel Castaño

Multiplicar estos espacios transformadores
Siento más que nunca que los círculos de mujeres son una parte clave de la evolución que nos llevará, como sociedad, de la competitividad, la represión de las emociones, la dominación y la violencia a una consciencia que abraza y valora lo que sentimos, que cultiva el cuidado y la interconexión, que une la transformación interna con el cambio social y que recuerda lo sagrado de la vida.

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Formación "El Viaje de la Mujer Cíclica"
Formación “El Viaje de la Mujer Cíclica”. Foto: Maribel Castaño

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