¿Qué es el misticismo cuántico, y de dónde salió?
Durante la década de 1920, se hicieron sorprendentes descubrimientos en el campo de la física, que incluyen los ya mencionados fenómenos de dualidad onda-partícula y el principio de incertidumbre. Esto fue tan sorprendente que sus realizadores, grandes físicos como Edward Schrodinger y Werner Heinsenberg, se vieron tentados a relacionar sus descubrimientos con el misticismo oriental. En particular porque estas interesantes manifestaciones de la naturaleza, dan mucho para especular y sumergirnos en consideraciones filosóficas respecto al carácter de nuestra existencia, la realidad, y el universo y todo lo demás.
Sin embargo durante la década de 1970, las diferentes corrientes New Age se comienzan a apropiar de la terminología de la mecánica cuántica, comenzando no sólo a especular desde dicho vocabulario, sino a dar por verdades científicas sus propias especulaciones.
Se comenzó, entonces, a relacionar de forma indiscriminada, venerables conceptos como el prana védico, o prácticas como la meditación, que son sumamente útiles, con una terminología que se utiliza sin rigor alguno. Así, comienza a extenderse el término “cuántico” a todo lo imaginable… psicología cuántica, medicina cuántica, empatía cuántica, felicidad cuántica, “el por qué cuántico de tu nueva vida”, etc., sencillamente porque suena interesante, no porque haya una relación efectiva con la mecánica cuántica, como es entendida desde la física, lo que constituye un abuso del lenguaje.
Qué hace y qué no hace la mecánica cuántica
La mecánica cuántica, describe fenómenos a una escala subatómica, como por ejemplo, el comportamiento e interacción entre partículas elementales, los que muchas veces se aprovechan en la tecnología de nuestros aparatos electrónicos. Por lo tanto, cuando se habla de “energía cuántica”, hablamos de esa cantidad pequeñísima de energía mencionada al comienzo de este artículo, y que hace saltar de una órbita a la otra a los electrones.
Por otra parte, lo que NO hace es:
- No hay un “entrelazamiento cuántico” entre personas. Dicho fenómeno ocurre a nivel microscópico, entre partículas. No entre personas. Posiblemente sea otro el fenómeno, pero no “entrelazamiento cuántico”.
- De esto se desprende que la “sanación cuántica” no tiene sentido. Nuevamente, podemos decir que ocurre una sanación espiritual, una sanación del cuerpo a través del alma… pero ¿sanación cuántica? Es mezclar peras con manzanas.
- No se aplica al mundo que podamos ver con nuestros propios ojos. No existe dualidad onda partícula, no existe principio de indeterminación en el mundo macroscópico, visible. Por supuesto que es posible pensar en múltiples posibilidades de las cosas, y considerar que distintas cosas pueden convivir al mismo tiempo… pero eso no las hace “cuánticas”. Un poco metafísicas, quizás.
Finalmente.. si se argumenta que igual, en un sentido muy laxo, muy, muy, muy amplio, todo esto igual es cuántico porque también implica partículas, habría que recordar que todo lo visible se compone de partículas, y no hablamos de ciclismo cuántico, sólo de ciclismo. O de alpinismo cuántico, solo de alpinismo. Se trata evidentemente de un recurso para llamar la atención sobre algo, que requiere de ese truco para parecer interesante y que posiblemente no lo sería de otra forma. Porque si a la psicología cuántica, le quitamos la segunda palabra, sólo es la ya muy conocida psicología, a secas. No es tan “impactante”. Y además, obliga seguir reglas más rigurosas, lo que ya deja de ser tan divertido.
Una reflexión final
No porque algo esté dicho con un vocabulario “científico”, va a ser cierto. Es una tentación común, el querer validar de esta forma nuestras creencias. Para mí, el querer validar las creencias espirituales con experimentos de ciencia exacta, habla de una carencia en las creencias espirituales. Los fenómenos del espíritu son infinitamente más sutiles que eso y tienen sus propias reglas.
La física cuántica tiene por objeto el estudio de lo más pequeño observable, a través de sistemas matemáticos altamente abstractos. La espiritualidad, se relaciona con la comprensión de la fuente trascendente de lo que existe. El mezclarlos en la forma indiscriminada que lo hacen los “místicos de lo cuántico”, que en definitivas cuentas plantean un solipsismo donde uno puede aislarse “cuánticamente” de quienes nos rodeen, me parece algo sumamente erróneo. Además, es muy patudo hablar tan sueltos de cuerpo de conceptos de física avanzada, sin tener idea de física. Es como si me pusiera a criticar la práctica del yoga sin tener idea de qué se trata.
Considero que es muy sano equilibrar la vida espiritual, con la del intelecto, pero, justamente, de una forma balanceada. No abusando de nuestra propia ignorancia, utilizando conceptos sólo porque suenan “bonitos”.
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